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2021.09 +2020: Efecto Mandela.

  • Foto del escritor: Kalyna Rein
    Kalyna Rein
  • 2 dic
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: hace 6 días

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Por Kalyna Rein — Escuela Satori

Libro: Metafísica Matrix 04 - InterDimensional. 2021

MM04-Blog 09. Versión ATP 2025.

Continuación de la publicación: Lucha por el control.


Efecto Mandela.

Noticias de 5D. Actualización 2021.04

Por las Viajeras Astrales: Cris Arita y Kalyna Rein


¿Cómo se experimenta una ruptura… o un colapso del tiempo?

Diría que se siente como todo lo demás: como la vida misma. Fluye.

Así de simple, así de inquietante.


La conciencia no se detiene a pensar: “ahora estoy rompiendo el tiempo”. No hay sirenas cósmicas ni grietas visibles en el cielo. Solo una sucesión de cosas… una detrás de otra… que nos arrastran dulcemente como si nada estuviera ocurriendo.


Y es que no hay distancia entre el escenario y quien lo habita. Uno es parte de la escena, parte de la música, parte de la tinta que escribe el guión.

Así, cuando algo se quiebra —o se desdobla— ,nuestra conciencia no lo vive como tal. Lo atraviesa. Lo crea.


En lugar de pensar que se ha fracturado una línea, vivimos simplemente “el siguiente capítulo”. Eso es todo. Y sin embargo… no es todo.


Porque algunos lo notan. Hay almas que, entre paso y paso, sienten un pequeño tropezón en la lógica, una curva que no estaba allí, una frase que suena fuera de lugar.

Y entonces se preguntan —como lo he hecho yo— si acaso no hemos doblado en alguna parte hacia un mundo que no era el mismo.


Lo más inquietante es que estas duplicaciones, estas bifurcaciones, suceden sin aviso… y casi nunca con recuerdo.

Nos lanzamos de una historia a otra como si siempre hubiésemos estado allí. Como si no hubiese existido otro guion, otra escena, otra yo.


Me recuerda a la Eternidad del Presente. Aquella visión que compartimos en la Serie Gran Matrix, donde todo ocurre a la vez… pero se siente como si pasara de a poco.

Las reencarnaciones, por ejemplo. Simultáneas en el Gran Presente, pero vividas en secuencia por la conciencia, como si el alma jugara a ordenar perlas en un collar.

Así también son estas líneas. A veces individuales. A veces compartidas. Otras, planetarias.

Y todas ellas, tan reales… tan dulces… tan convincentes.


**


¿Pero cómo saber si hemos cambiado de realidad?

Hay señales. Pequeñas grietas para quienes se atreven a mirar.

Yo misma he observado algunas… y otras me fueron susurradas por amigos del alma, por esas voces que hablan desde otros vientos.

Una de ellas me dijo una vez:

—“¿Recuerdas el Efecto Mandela?”—

Lo escuché como un eco… y luego volvió.

Según dicen por allí, se le llama así cuando un grupo de personas comparte un recuerdo que —supuestamente— nunca ocurrió. Un recuerdo que flota… aunque el mundo lo niegue.

Fiona Broome lo llamó así por Nelson Mandela. Ella estaba segura —y no era la única— de que él había muerto en prisión, mucho antes de la fecha en que oficialmente falleció. Muchos decían incluso recordar su funeral. Su rostro sereno. Las flores.

Pero no, dijeron los libros: Mandela vivió. Murió en libertad. En 2013.

Y entonces, ¿cómo explicarlo?


La psicología lo llamó error de memoria. Falsa percepción. Autoengaño colectivo.

Pero yo siento que hay algo más.

Siento que son hilos de tiempo que se cruzan, como caminos que alguna vez pisamos… pero fueron cubiertos por la niebla.

Y sin embargo, allí están. Sus huellas aún vibran en nuestra piel.


Mickey Mouse con tirantes. Mickey Mouse sin cola. Palabras que cambian en los libros. Colores que no eran así. Estrellas que se desvanecen en cielos que antes brillaban distintos.

¿Lo soñamos?

¿Lo olvidamos?

¿O acaso lo vivimos en otra versión de este mundo?


Yo no vine a dar respuestas. Solo a compartir el temblor suave de esas intuiciones.

Porque hay momentos en que el alma reconoce algo que ya no está… y ese algo nos mira desde el reflejo de una realidad que se bifurcó.


**


Camino a veces entre sombras que parecen conocidas, calles con nombres alterados, rostros que me sonríen como si supieran una historia que no sé. Y en esos momentos, solo cierro los ojos y me dejo llevar…

…como quien camina sobre agua que ha aprendido a fingir que es suelo.


Ooparts y la Otra Historia.

A veces, uno comienza a recordar cosas que ya nadie recuerda. Y entonces surge la duda…¿fue un sueño?

¿una mentira?

¿o acaso una verdad que quedó atrapada en otra línea del tiempo?


Recuerdo que alguien me dijo una vez: —“Si lo soñaste, pudo haber sido real en otra historia.”—

Y esa frase, tan suave y extraña, me llevó a prestar atención a esas pequeñas fisuras donde el relato oficial ya no encajaba con lo que sentía en mi.


He caminado entre documentos viejos y piedras talladas, entre susurros de culturas antiguas y ruinas que aún guardan secretos. Y en ese andar silencioso, descubrí que hay registros…testimonios, pinturas, crónicas, que parecen hablar de otro mundo. No otro planeta, sino otro mundo aquí mismo, donde el tiempo ha sido tejido con hilos diferentes.


Hay historias que hablaban de reinos europeos regidos por casas reales de piel negra, con coronas de oro sobre cabellos trenzados como soles dormidos. Hay descripciones antiguas en que el mar era negro como obsidiana y el cielo… blanco, como una hoja de pergamino eterno.


Me encontré, en algún rincón, con pinturas de estilo chino ocultas en las piedras de la antigua América. Con esculturas que muestran humanos y seres no humanos mirándose sin miedo, como si compartieran un destino común.


Y entre los objetos más enigmáticos… están ellos, los que llaman “Ooparts”.

Recuerdo el significado de ese nombre: artefactos fuera de lugar.

Son huellas imposibles, como zapatillas modernas petrificadas en estratos milenarios, o relojes del siglo XX incrustados en la roca de otra era. Hay quien menciona centrales nucleares previas al diluvio. Y aunque el mundo oficial se ríe, yo no puedo ignorar la resonancia de esas presencias. Porque no están ahí por error… sino porque, tal vez, alguna otra versión del mundo los dejó olvidados.


**


Y cuando las memorias comienzan a desvanecerse, también el alma duda.

He sentido ese vértigo de no saber si un recuerdo me pertenece, si fue soñado, si fue vivido por otra “yo” que ya no está en esta línea.


Hay momentos en que recuerdo algo con claridad… pero al mirar a mi alrededor, nadie más lo recuerda. Y eso duele, como si el tiempo me hubiese dejado sola.

A veces es peor. Las personas cambian. Siguen teniendo los mismos rostros, pero ya no son ellas.

Miran igual, pero no ríen igual. Sus palabras han perdido cadencias antiguas. Sus gestos se han vuelto más duros o más fríos. Sus gustos, sus miedos, sus silencios… no son los que yo recordaba.

Y entonces siento que algo fue cambiado.

Pero… ¿por qué?


**


Una vez escuché aquellas palabras: —“Si hubo una ruptura, es porque había otra opción.”—

Tal vez eso explique por qué estamos aquí. En una versión del mundo donde se juega algo muy profundo. Un cruce entre dos pulsos que tiran en direcciones opuestas: el miedo… y la esperanza.

Ambos con la misma fuerza. Ambos respirando al mismo tiempo en el corazón de la humanidad.

Y esa tensión —tan simétrica— pudo haber sido el punto de ruptura. El momento en que el mundo… se dividió.


**


Pero no fue solo la Tierra.

Eso fue lo que más me conmovió al comprenderlo.

No es solo el escenario externo. No son solo los nombres de los países, ni las guerras que cambiaron de forma, ni las fechas que ya no coinciden.


Lo que descubrimos, Cris y yo, es que todo el sistema fue duplicado. Todo.

Los cielos de la Matrix, los infiernos mentales, las moradas intermedias donde las almas buscan sentido… todo fue replicado.

Y entonces, cuando comprendimos eso, empezamos a mirar con otros ojos.

Comenzamos a anotar lo que no encajaba. A escribir en hojas dispersas todos esos detalles que parecían menores, pero eran grietas en el telón.


Lo que dábamos por hecho, ya no estaba. O no era igual. Había sido sustituido, reescrito, como si alguien hubiese corregido el guion de la realidad sin avisarle a los actores.

Y no fuimos solo nosotras. Otras almas, en silencio, también sintieron lo mismo. También despertaron un día y supieron, sin saber por qué, que este no era el mismo mundo.


**


Nos quedan tantas preguntas…

¿Este nuevo sendero, esta línea temporal teñida de gris, significa que fracasó la Ascensión?

¿O será que aún hay senderos ocultos entre las ramas del tiempo, esperando ser tocados por manos valientes?

No lo sé.


Solo sé que seguimos escribiendo. Porque mientras haya memoria, hay hilos que pueden volver a tejerse.

Y mientras haya quienes miren el cielo y lo recuerden negro, como la tinta del origen, tal vez aún podamos recordar quiénes fuimos… y quiénes vinimos a ser.


Una brisa se levanta en el límite de este mundo.

Y con ella, a veces, vuelan hojas que no pertenecen a este otoño.



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Escrito por la Maestra, Kalyna Rein.

La que camina entre mundos...


Nota: versión adaptada APT (apta para todo público).

La versión original se reserva para estudiantes avanzados de la Escuela Satori.

Continúa en la publicación: Esquizofrenia cósmica.

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