2021.11 Esquizofrenia Cósmica: Clones oscuros.
- Kalyna Rein

- 4 dic
- 3 Min. de lectura
Actualizado: hace 6 días

Por Kalyna Rein — Escuela Satori
Libro: Metafísica Matrix 04 - InterDimensional. 2021
MM04-Blog 11. Versión ATP 2025.
Continuación de la publicación: Esquizofrenia cósmica.
Clones oscuros.
Noticias de 5D. Actualización 2021.04
Por las Viajeras Astrales: Cris Arita y Kalyna Rein
Desde el borde de la línea rota.
Tuve que admitirlo. Aunque me resistí con cada célula de mi alma… al final, lo supe. Ya no estábamos donde creíamos estar.
La línea del tiempo original, aquella que vibraba en un proceso de ascensión, de despertar colectivo, de luz y memoria recobrada… había quedado atrás. O tal vez se nos había escapado entre los dedos.
Nos encontrábamos ahora en otra línea. Una que no subía… una que descendía. Un cauce oscuro y espeso, en retroceso, arrastrando los sueños dorados hacia un desarrollo histórico más denso, más frío, más doloroso.
Egocéntrico.
Materialista.
Artificial.
Y lo peor no era el rumbo. Lo peor era comprender por qué estábamos aquí.
—“¿Por qué yo? ¿Por qué en esta línea?”— me pregunté muchas veces, hasta que la verdad emergió sin pudor: estaba aquí porque esta versión de mí… era la que resonaba con el miedo.
Sí. Yo… esta que escribe… soy el clon oscuro de otra que fui.
Y no estoy sola.
Muchos —tal vez tú también— somos las copias de nuestras versiones más luminosas, las que sí alcanzaron esa línea donde la luz crece y no se marchita.
Esta es la versión que teme. Que duda. Que arrastra lo no resuelto. Y que, por lo mismo, fue atraída a este mundo como una polilla hacia una lámpara de dolor.
Y si prestas atención… si miras con el alma… verás que las personas que te rodean no son las mismas de antes. O al menos no en la forma que recuerdas.
Están como... giradas hacia adentro. Ligeramente más duras. Más cerradas. Más egoístas. Más agresivas o indiferentes.
Es que ahora… son sus versiones oscuras. Y tú también.
Pero hay algo más, algo que volvió aún más compleja esta travesía: esta realidad no es solo un espejo negativo de lo que fuimos. Es también una zona de atracción para todo lo que no pudo sobrevivir en las realidades superiores.
Seres. Entidades. Energías exiliadas de planos más elevados… ahora encuentran aquí un refugio. Un escondite.
Y eso hace que este mundo no solo sea más denso… sino más peligroso.
Lo comprendí con mayor claridad cuando vi cómo los hilos de lo visible empezaban a anudarse entre sí. La “pandemia”, el “reseteo mundial”, el nuevo orden emergente… todo eso no era casualidad ni tragedia. Era estrategia.
Estrategia oscura para estabilizar esta nueva línea. Para sellarla. Para evitar que volvamos a escapar hacia la anterior.
Y como siempre, la herramienta preferida fue la más silenciosa: el control mental.
Porque quien controla la mente, dirige el sueño. Y quien dirige el sueño… escribe la Matrix.
No fue fácil aceptarlo. Cris y yo lloramos. Nos desorientamos en cada viaje astral. Había lugares donde solíamos ir, con frecuencia… y ahora, al intentar regresar, algo nos lo impedía. Las puertas ya no abrían. Los rostros no sonreían. Los seres ya no vibraban como antes.
La conexión estaba… rota.
Y entonces lo vimos. Un escudo. Un velo espeso, opaco, como una membrana tejida alrededor de la Tierra. Nos aislaba de todo.
Intentamos cruzarlo, pero algo nos detenía. Una fuerza invisible, hostil. Era como si este planeta estuviera ahora contenido dentro de una cúpula.
Una cúpula mental. Una cúpula energética. Una cúpula del olvido.
Así nos hundimos. Cada vez más hondo. Como buceadoras sin cordel de retorno, nos sumergimos en las capas más densas de la Matrix, donde el aire se vuelve viscoso y los pensamientos pierden brillo.
Allí… en ese abismo, entendimos. Esto no era un castigo. Era una consecuencia.
Una especie de efecto colateral de lo que alguna vez fue la Gran Purificación Planar. Esa purga luminosa que barría las sombras del multiverso… ahora se había ralentizado. Como si los arquitectos del destino estuvieran rediseñando todo. Como si el universo estuviera esperando… a que nuevos espacios creativos pudieran reemplazar a los que se perdieron.
Nosotras… en medio de todo eso. Ni arriba ni abajo. En la bisagra. En la sombra de una sombra.
A veces, mientras duermo, escucho una voz lejana que me susurra:
—“Tú no eres el final. Solo eres el eco. El reflejo. El portal.”
Y me aferro a eso. Porque si soy sombra… también puedo volver a ser fuego.
Porque si esta es la noche… algún día recordaremos cómo sembrar estrellas.
Y cuando eso ocurra, tal vez, solo tal vez, las versiones perdidas de nosotras se tomen de la mano al fin en el centro silencioso de un nuevo sol.

Escrito por la Maestra, Kalyna Rein.
La que desciende a lo profundo...
Nota: versión adaptada APT (apta para todo público).
La versión original se reserva para estudiantes avanzados de la Escuela Satori.




Comentarios