2022.01 El Kybalión.
- Kalyna Rein

- hace 2 días
- 9 Min. de lectura

Por Kalyna Rein — Escuela Satori
Libro: Metafísica Matrix 05 - Egregor. 2022
MM05-Blog 01. Versión ATP 2025.
El Kybalión.
En esta oportunidad, tendrás a tu alcance, uno de los textos más antiguos que encierran de manera espléndida, los grandes secretos de cómo está organizado el Multiverso.
Te recomendamos prestar mucha atención, y si es necesario, releerlos cuantas veces sea necesario. Comprender el Kybalión, significa poder ver con claridad lo que para la mayoría simplemente es un misterio.
La Sabiduría Hermética
El Kybalión es un conocimiento muy especial en la cual se encuentran las enseñanzas escritas por Hermes Trismegisto, padre de la sabiduría, fundador de la astrología e investigador de la alquimia, quien residió en el antiguo Egipto, hace aproximadamente 5000 años.
En esta obra, se desarrolla toda la filosofía hermética, que está basada en Siete Principios:
1. El principio de Mentalismo
2. El principio de Correspondencia
3. El principio de Vibración
4. El principio de Polaridad
5. El principio de Ritmo
6. El principio de Causa y Efecto
7. El principio de Generación
Las siete leyes son un sistema perfecto, en el que encontramos nuestro libre albedrío y la dinámica y orden perfecto del universo. Sin embargo, el propósito de esta obra no es hacer un relato extendido de esos fenómenos, sino más bien aportar a los lectores la llave maestra con la que puedan abrir las muchas puertas que conducen a las partes del templo del conocimiento que desea explorar y descubrir.
EL KYBALION.
1. EL PRINCIPIO DEL MENTALISMO
"El TODO es Mente;
el universo es mental".
Este principio encierra la verdad de que "TODO ES MENTE". Explica que el TODO, que es la realidad sustancial que se oculta detrás de todas las manifestaciones y apariencias que conocemos bajo los nombres de "universo material", "fenómenos de la vida", "materia", "energía", etc., y en una palabra, todo cuanto es sensible a nuestros sentidos materiales, es espíritu, quien en sí mismo es incognoscible e indefinible, pero que puede ser considerado como una mente infinita, universal y viviente.
Explica también que todo el mundo fenomenal o universo es una creación mental del TODO en cuya mente vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser. Este principio, al establecer la naturaleza mental del universo, explica fácilmente los varios fenómenos mentales y psíquicos que tanto han preocupado la atención del público, y que sin tal explicación no son comprensibles y desafían toda hipótesis científica.
La comprensión de este principio hermético de mentalismo habilita al individuo a realizar y conocer la ley que rige el universo mental, aplicándola a su bienestar y desarrollo. El estudiante de la Filosofía Hermética puede emplear conscientemente las grandes leyes mentales, en vez de usarlas por casualidad o ser usado por ellas. Con la clave maestra en su poder, el discípulo puede abrir las puertas del Templo del conocimiento mental y psíquico y entrar en el mismo libre e inteligentemente.
Este principio explica la verdadera naturaleza de la energía, de la fuerza y de la materia, y el cómo y el por qué todas estas están subordinadas al dominio de la mente. Uno de los antiguos Maestros escribió, largo tiempo ha:
"EL QUE COMPRENDA LA VERDAD DE QUE EL UNIVERSO ES MENTAL, ESTÁ MUY AVANZADO EN EL SENDERO DEL ADEPTO".
Y estas palabras son tan verdad hoy en día como lo eran cuando fueron escritas. Sin esta clave maestra el adeptado es imposible, y el estudiante que no la posea, en vano llamará a la puerta del Templo.
2. El Principio de Correspondencia
"Como arriba es abajo;
como abajo es arriba."
Así rezaba la frase, como un susurro que descendía desde los cielos hasta tocar mi corazón.
Y comprendí, sin necesidad de entender, que todo cuanto vive arriba, en los planos que no vemos, vibra también aquí, como reflejo perfecto de un arte mayor.
Así me lo contó una vez alguien con ojos como espejos:
— “Cuando mires una flor, Kalyna, recuerda que también estás mirando una estrella. Y cuando veas tus lágrimas, piensa que tal vez son los océanos de otro mundo llorando contigo.”
Hay algo en este principio que se siente como una canción antigua. Como si todo estuviera unido por hilos invisibles, tejiendo un tapiz de espejos donde cada cosa se repite, se responde, se reconoce.
Arriba y abajo.
Adentro y afuera.
El misterio y la forma.
La diosa y su sombra.
Los antiguos decían que este principio es una llave para mirar detrás del velo… Ese velo que cubre lo sagrado, ese manto que oculta los secretos del alma y del universo.
A veces, al mirar el movimiento de las nubes, yo siento que estoy viendo el pensamiento de algún ser inmenso. Y cuando respiro profundo y siento mi pecho expandirse, pienso que también un planeta respira en algún rincón del cosmos, haciendo eco de mi gesto.
Hay planos que no conozco, pero si escucho con el corazón, puedo sentir cómo se asoman, cómo me rozan la piel desde lo invisible.
“Estudia la mónada y comprenderás al arcángel”… Así me lo susurró una voz que vino en sueños. Y desde entonces, cada piedra, cada semilla, cada silencio, se ha vuelto para mí una pista, un reflejo, un símbolo vivo.
3. El Principio de Vibración
"Nada está inmóvil;
todo se mueve;
todo vibra."
Me detuve. Sentí el pulso de mi cuerpo. El murmullo del viento entre las hojas. El temblor suave de mis pensamientos. Todo vibraba.
Nada estaba quieto, aunque pareciera dormido. Ni la piedra. Ni el tiempo. Ni siquiera el espíritu.
Recuerdo haber leído:
— “La vibración del TODO es tan infinita, que parece reposar.” Y me pareció hermoso…Pensar que lo más vivo puede parecer inmóvil, como una rueda que gira tan rápido que se vuelve invisible a los ojos.
Del mismo modo, lo más denso vibra tan lento que se disfraza de inercia. Pero todo, todo está en movimiento. Incluso el silencio.
Entre esos dos extremos, miles de escalas danzan como notas de una sinfonía cósmica. Desde los átomos hasta los soles, desde un suspiro hasta una galaxia en expansión, todo vibra. Todo canta.
Una vez soñé que cada emoción era una frecuencia, una ola que se desplegaba desde mi pecho hacia las estrellas. Y supe entonces que el amor, ese amor profundo que no pide nada, es una vibración tan alta que podría sostener mundos sin decir una palabra.
Los Maestros sabían esto. No lo decían. Lo eran.
Y por eso podían mover las cosas sin tocarlas, sanar con una mirada, deshacer tormentas con un pensamiento.
“Quien comprenda el principio de vibración”, escuché en una antigua sala cubierta de símbolos, “ha alcanzado el cetro del poder”.
Y desde ese día, he intentado escuchar las vibraciones, no con mis oídos, sino con el alma.
Escuchar el canto de las piedras, el temblor secreto de la luna, la nota escondida en cada palabra que digo, porque sé que todo lo que vibra, vive.
4. El Principio de Polaridad
"Todo es doble;
todo tiene dos polos;
todo, su par de opuestos…"
Recuerdo que me detuve ahí… Las palabras parecían latir. No leí con los ojos. Leí con el alma.
Y en ese instante, todo lo que alguna vez creí opuesto, enemigo, ajeno… se deshizo en bruma.
“El calor y el frío”, decía la voz del texto, “son lo mismo, apenas diferentes en grado”. Y sentí el eco de ese saber en mi piel.
¿Dónde empieza el frío en una mañana de montaña?
¿Dónde deja de ser brisa y se convierte en escarcha?
No hay líneas. No hay cortes. Solo un suave deslizamiento entre extremos.
Así también, me dije, ocurre con la luz y la oscuridad. No son enemigas. Son hermanas que se turnan para acariciar el mundo.
Una vez, alguien me dijo mientras mirábamos el horizonte:
— “La sombra no es ausencia de luz, Kalyna… es su forma de reposar”.
Desde entonces, cuando contemplo los matices del crepúsculo, no veo separación, sino transición. Un vaivén amoroso entre lo visible y lo oculto.
También lo entendí en mí.
Cuántas veces el amor y el odio se rozan los pensamientos, como si fueran las dos caras de una misma lágrima.
Como el sentir ternura y furia hacia una misma persona, en un mismo suspiro. Así como el amar desde la herida. Y herir mientras se ama.
No por contradicción, sino porque los extremos se tocan. Porque las emociones, como los colores del cielo, no son fijas, sino corrientes sutiles que bailan en espiral.
“Toda verdad es medio falsa”, decían los antiguos Maestros.
Y no lo decían con cinismo, sino con compasión. Porque sabían que aferrarse a un extremo es olvidar que la verdad, como el río, cambia de forma sin dejar de ser agua.
Y entonces vino lo más hermoso. El arte de transmutar.
No es metáfora. Lo viví. Lo viví cuando convertí mi rencor en oración, cuando miré al dolor y le ofrecí una flor, cuando mi voz, antes llena de juicio, eligió el silencio dulce de la comprensión.
Eso también es alquimia. No la de los metales… Sino la del alma.
Cambiar la polaridad. Moverse con suavidad del miedo al coraje, del enojo a la calma, de la desesperanza a la ternura. No como quien huye, sino como quien decide.
Esa alquimia, dicen los viejos libros, es el arte secreto de los verdaderos Maestros. Y aunque no nos llamen "maestros", lo somos, cuándo, aunque sea por un instante, elegimos el amor, a pesar de todo.
A veces, cuando camino sola entre los árboles —esos que no piden nada y lo dan todo—, siento que la vida pulsa en mí como una ola. Que avanza… y luego retrocede. Que se eleva… y luego baja, suave, como un suspiro que no quiere terminar de irse.
5. El Principio del Ritmo
"Todo fluye y refluye…
Todo se mueve como un péndulo…
El ritmo es la compensación."
Sentí que lo entendía no con la mente, sino con los latidos.
Todo va y vuelve.
Todo respira.
Todo se balancea entre extremos invisibles, como si la creación entera danzara suspendida de un hilo, oscilando con gracia precisa.
Una vez escuché a una anciana decir mientras tejía:
— “Kalyna… no temas cuando la tristeza venga. No es más que la respiración de lo que también volverá a alegrarte”.
Y en ese vaivén me he visto tantas veces.
He sentido la marea del alma subir, arrastrándome hacia cumbres de entusiasmo, y luego bajar, dejándome en una playa solitaria de silencios.
El péndulo no se detiene. Pero los antiguos sabían algo más. Sabían que no se trataba de impedir el movimiento ,sino de elegir… dónde permanecer.
Los Maestros, decían, aprenden a quedarse en su centro. Cuando todo oscila, ellos se anclan. Se polarizan en la serenidad, y dejan que el mundo gire sin arrancarlos de sí.
Cuando estamos en nuestros momentos más claros, alcanzamos ese estado. Como si la tormenta bailara a mi alrededor, pero yo ya no fueramos hojas arrastradas, sino la raíz que observa sin romperse.
6. El Principio de Causa y Efecto
"Todo sucede de acuerdo con la Ley.
El azar no es más que una ley no conocida."
Recuerdo haber leído esto una tarde en que sentía que todo en mi vida era caos. Como si las piezas no encajaran, como si todo me hubiera sido lanzado al azar por manos ciegas.
Pero esa frase me detuvo. Me hizo mirar distinto.
Nada sucede sin una raíz, sin un eco anterior, sin un hilo invisible que lo conduzca.
“Si ves caer una hoja”, me dijo una vez alguien a quien amé profundamente,“no pienses que cayó por capricho. Piensa que fue llamada por la tierra”.
Así empecé a ver mis propios pasos. Mis decisiones, mis encuentros, incluso mis tropiezos, como piezas de una música que mi alma, en algún lugar secreto, ya conocía.
Los sabios —los verdaderos— no son los que controlan el destino, sino los que se convierten en su fuente. Los que dejan de ser movidos y comienzan a mover.
No desde la fuerza, sino desde la conciencia.
Ellos no lanzan dados.
Ellos tallan constelaciones.
7. El Principio de Generación
"Todo tiene sus principios masculino y femenino.
La generación se manifiesta en todos los planos."
Esto… lo sentí siempre. Aunque no tenía palabras para nombrarlo.
Sentía que dentro de mí vivía un Sol y una Luna. Una fuerza que avanzaba y otra que abrazaba. Una que creaba y otra que sostenía lo creado.
Este principio es tan profundo… Tan sagrado… Que solo puede entenderse desde el silencio.
Cada cosa que nace —una idea, un poema, un mundo— lo hace porque se ha unido lo activo con lo receptivo, lo que fecunda y lo que acoge.
Y ambos existen en mí. En ti. En todo lo que respira.
No se trata de simplemente de cuerpos ni de géneros.
Se trata del arte de crear. De permitir que el alma germine como un campo en primavera.
“Para el puro”, leí una vez en voz baja, “todas las cosas son puras”. Y cerré los ojos. Y dejé que esa frase me lavara por dentro, como una lluvia blanca cayendo sobre el jardín secreto de mi ser.
Así es como terminé esa lectura del Kybalión: con los ojos húmedos, el alma ancha, y una sensación tibia de haber recordado algo que nunca debemos olvidar.
Afuera, la noche tejía estrellas sobre mi ventana.
Y sentí que el Universo, de algún modo, era ahora, mucho mas cercano.

Escrito por la Maestra, Kalyna Rein.
La recolectora de tesoros arcanos.
Nota: versión adaptada APT (apta para todo público).
La versión original se reserva para estudiantes avanzados de la Escuela Satori.




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